16.4.06

Ya hemos vuelto de Granada, que es un poco donde hay que estar en Semana Santa. Nos hemos bañado de luna llena, hemos visto procesiones, hemos recorrido los barrios con más solera, hemos bajado a la costa, hemos viajado a la Alpujarra. Y no hemos hecho fotos. Se nos rompió el objetivo de la cámara al poco tiempo de llegar. Pero eso está bien. Así tienen más valor las fotos impregnadas en la retina.

Lo bueno de viajar con Eva es que sus siestas me permiten leer bastante. Eso también está bien. He tenido tiempo de terminar El juego de Ender, de Orson Scott Card, y Cuna de gato, de Kurt Vonnegut. Dos visiones inquietantes sobre las farsas del poder y sobre la destrucción del hombre por el hombre. De este último libro me quedo con la genialidad del bokononismo (una lúcida aceptación de que toda verdad es mentira y de que lo importante es saber dejarse llevar) y con la amarga ironía de fragmentos como éste:

Cuídate del hombre que se esfuerza mucho por aprender algo, lo aprende y no se siente más sabio que antes --nos dice Bokonon--, es alguien lleno de remordimientos asesinos contra la gente que es ignorante sin haber elegido el camino más difícil para serlo. (...) Recordé una cosa que había leído sobre los tasmanios aborígenes, personas que iban normalmente desnudas y que, cuando el hombre blanco topó con ellos en el siglo diecinueve, desconocían la cría de animales, cualquier tipo de agricultura y es posible que hasta el fuego. A los ojos del hombre blanco resultaban tan despreciables, a causa de su ignorancia, que los primeros colonos, que fueron presidiarios ingleses, practicaron con ellos el deporte de la caza, y los aborígenes, viéndole un quehacer tan poco atractivo a la vida, dejaron de reproducirse.
(Traducción de Ángel Luis Hernández Francés para Anagrama)

Mientras, en casa, Janfri no nos echó mucho de menos porque nuestra catsitter Regina hizo el trabajo demasiado bien. Madrid tampoco parece que nos haya echado mucho de menos. Seguro que también tiene a quien le cuide bien durante las vacaciones. A la vuelta, Eva y yo nos hemos encontrado con buenas perspectivas de trabajo en forma de libros interesantes que traducir. Eso está bien.

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