31.5.06

Me comenta Carmen Rubio, autora de Niños del Mundo, que le gustó mucho lo que dije a propósito del libro y que le habría gustado dejar una nota en la entrada pero que era demasiado complicado. La verdad es que lo de tener que registrarse y crear un blog propio y no sé qué más para dejar un comentario es un rollo. Total, que voy a copiar a continuación lo que me ha escrito porque vale la pena:

El niño que no quería dejar de ser niño para poder así seguir lanzando al aire su cometa se llama Guinder, y es Guinder mismo el que ahora me dice: "Cuando yo dije aquello tenía once años y mencioné lo que estaba pensando en ese momento; ahora más que nunca me doy cuenta que es muy cierto. Tengo la certeza que un niño es lo más natural que pueda existir porque aún no ha llegado al punto en que tiene que decidir cual será su nueva forma de vida y que reglas la manejan".
Conocí a este niño a través de ese espléndido documental llamado "La Espalda del Mundo", del realizador peruano Javier Corcuera. En él, el chico, nos contaba su historia: trabajaba en la cantera sobre la que vivían para ayudar a su familia. Trabajaba y estudiaba... Ahora se prepara para ser Ingeniero de Sistemas, una carrera muy dura. Su padre, que en la película tan sólo pide una cosa, y es que su hijo no lleve la misma vida que él, ha conseguido fundar en el poblado en donde viven una biblioteca popular, para que los más pequeños estudien y se cultiven. Él opina que aunque sean pobres, también tienen derecho a la cultura porque (y cito sus propias palabras): "Ésta es un derecho que nace de la propia naturaleza humana y que ha de convertirse en una realidad actuante, cotidiana y gratificante en la vida de cada persona". Además añade: "El tener carencias económicas no es motivo para no intentar algo para mejorar y tratar de cambiar este mundo en que vivimos."
Nicolás Rodríguez es el padre de Guinder. Pudo estudiar muy poco porque enseguida se tuvo que poner a trabajar, pero él me explica en una carta ejemplar que de su mano he recibido, que es un fanático de la lectura, y añade: "Puedo decir que todo lo que sé lo aprendía a través de ella y de experiencias de vida que uno vive y ve en la lucha diaria en busca de un mundo mejor".
Le gusta aprender de sus hijos que sí que van todos a la escuela, e intenta sacar adelante esa biblioteca que con tanto cariño ha fundado. Aunque mucho tiempo no le queda, porque como él muy bien también dice: "Tengo una hermosa familia por quien luchar; pero sabe que es muy numerosa y llenar la olla no es fácil..."
La biblioteca popular que él ha creado, se llama "Thomas Miller-El", y está dedicada al protagonista de la última historia que nos cuenta Javier Corcuera en su "Espalda del Mundo". Es simplemente la de una persona que lleva veinte años en el corredor de la muerte de una cárcel tejana, quizás injustamente juzgado por un delito que ni ha cometido. Creo que la última revisión de su condena no le ha concedido la vida así que, puede que tan sólo su memoria póstuma lo conserve esta sencilla colección de libros para que los disfruten los niños de un poblado que se llama Carabayllo, a las afueras de Lima.
Necesitan de todo: libros, material escolar, mobiliario... ¡Vamos a ver cómo se los hacemos llegar!
Es cierto Daniel, como tú muy bien dices: "Cada persona es un mundo", pero tampoco andas desencaminado al afirmar que "cada persona es un libro. Y cada libro es un niño".
Guinder y Nicolás, yo sé que a menudo aún tiran al aire sus cometas y después las ven volar y volar... Como también sé que todo libro que se precie, siempre lleva amarrada su propia cometa y por eso vuela, y vuela...


Otro niño que no quiere dejar de serlo es Calvin, de la genial tira de Bill Watterson Calvin y Hobbes. Tumbado en la hierba con Hobbes, Calvin echa en falta un toque de rojo en el cuadro azul del cielo y eleva su cometa para dar esa pincelada que faltaba.

Dilluns passat (el 29) van emetre a ComRàdio un col·loqui sobre traducció on participaven antics professors meus i altres companys. Des del meu agradable exili a Madrid no el vaig poder escoltar el mateix dia, però gràcies al prodigi d'internet, m'he pogut descarregar el programa a la pròpia pàgina web de l'emissora. Des d'aquí es pot escoltar in situ o bé desar-lo a l'ordinador (han tingut la consideració de penjar-lo en l'universal format mp3, a diferència del que fan altres emissores).

Aquesta és la presentació del programa, per a qui li piqui la curiositat:
Formació, oficis i professions “Traductors i intèrprets” amb Yannik Garcia, intèrpret de conferència, traductor i professor d’Interpretació de la UPF, membre de l’Associació de Traductors i Intèrprets de Catalunya, Joan Fontcuberta, professor de traducció Alemany-Català de la UAB, Àgata Orzesek, professora de Literatura Russa a la UAB i Judith Zaragoza , traductora especialitzada en el camp empresarial, econòmic, jurídic i publicitari.
La gente se queja por vicio. Esta mañana, en la cafetería, la peña iba diciendo que qué frío hace. Ayer oías decir por la calle que menudo calor. Bueno, hombre, si vamos a estar quejándonos todos los días haga el tiempo que haga, empezamos mal. Yo comprendo que de algo hay que hablar y que el tema del tiempo es muy socorrido. Pero tampoco cuesta nada decir: «Qué alegría salir por fin a la calle en manga corta», o «Mira, menos mal que ha refrescado un poco con este airecillo tan agradable». Este verano se prevé calurosillo, y si empezando junio ya nos ponemos en este plan, mal andamos. Pues nada, que ahí va mi queja y es que yo también me quejo por vicio.

21.5.06

Un grupo de rock duro gana Eurovisión, cosa que se puede considerar un hito histórico, y apenas sale en primera plana de los periódicos (y eso que la foto del monstruito cantante con un hacha en una zarpa y el trofeo en la otra lo valía). En cambio, el Barça consigue la Champions, que es normal y, hala, toda la prensa como loca.

Si digo que es normal no es porque sea más que un club y esas cosas, sino porque ya estaba cantado, como se demuestra en este vídeo. Me imagino a todos los culés cantando «El Barça, el Barça, que va a conseguir la Champions» durante los días previos a la final y, claro, con un mantra así, lo normal es que ganes.

A los que no les funcionó el truco fueron los representantes lituanos en Eurovisión, que tuvieron la sinceridad de plasmar sus objetivos en la letra de su canción: «We are the winners... of Eurovision. Vote, vote, vote for the winners!». No quedaron en mala posición, y para mí que si hubieran pasado más días repitiendo su mantra habrían ganado. Los rusos se acercaron bastante al premio, pero eso es porque el cantante llevaba en la camiseta el número al que tenían que votar los espectadores con el móvil. Así, los votantes no se despistan, y los despistados les votan también: «Oye, ¿qué número tenían los lituanos, que son tan graciosos? ¿Y los monstruitos, que al menos no desafinan? Mira, pues voto al ruso, que es el único número que me sé». Así cualquiera.

La cuestión es que ganaron los primos jevis de Predator (Aquí, el vídeo musical), que resultaron ser la mar de majos y agradecidos: «Thank you, monster lovers». Gracias a vosotros, salaos, porque a partir de ahora, Eurovisión va a ser un baile de disfraces que va a tener mucho más seguimiento que la Champions.

10.5.06

¿Has notado alguna vez que los libros se hablan? Si los pones cerca, en el espacio o el tiempo, sean éstos reales o virtuales, los libros empiezan a conversar en tu mente. De este modo, oímos arrancar a Lou Marinoff acerca de la resistencia pacífica:

«La filosofía de Gandhi de resistencia pacífica se denomina satyagraha, u "observancia firme e inquebrantable de la verdad". ¿Qué verdad? Las personas que oprimen a otras se equivocan moralmente al hacerlo, pero deben aprender (o alquien debe enseñarles) que están equivocadas. la opresión es tanto una ofensa como un daño, ofende a la humanidad de uno y daña un buen número de intereses humanos. [...] Aceptando la ofensa y el daño sin contraataque u odio de hecho, incluso con amor, los oprimidos devolvían la imagen de la fechoría a los opresores, y acabaron enseñándoles a derse cuenta del error. [...] Pero pensemos qué habría ocurrido si hubiera surgido un Gandhi [...] en la Alemania de Hitler, en la Rusia de Stalin, en la Camboya de Pol Pot o en el Irak de Hussein. Sin duda, lo habrían detenido y ejecutado rápidamente.»

Al oírle, Kurt Vonnegut defiende que pasar Irak por las armas tampoco es la solución:

«Matar a cantidades industriales de familias humanas indefensas, sea con aparatos anticuados o con artilugios modernos salidos de las universidades, con la expectativa de obtener ventajas militares o diplomáticas, tal vez no sea una idea tan genial. ¿Funciona? Sus entusiastas, sus fans, si puedo llamarles así, parten del principio de que los dirigentes de las entidades políticas que nosotros consideramos poco convenientes o algo peor son capaces de sentir piedad por su pueblo. Si ven o al menos saben que se cuece en fricasé a mujeres y niños y ancianos que son y hablan como ellos, y que tal vez sean incluso parientes suyos, quedarán incapacitados por el llanto. Ésta es la teoría, o al menos así la entiendo. Quienes se crean eso, ya puestos, que conviertan a Papá Noel y el ratoncito Pérez en las mascotas de nuestra política exterior.»

Marinoff le da la razón:

«Diseminar el sufrimiento es, con diferencia, la peor forma de tratarlo. [...] Las personas que siguen este camino pernicioso fracasan y sus obras malvadas también. Independientemente de que actúen solas o se apropien de los recursos de naciones para su objetivo nocivo, [...] al final encuentran la condena que se han decretado para ellas mismas. [...] No pueden hacer sufrir al mundo entero ni obligar al mundo a tolerar su infierno.»

Y el inmortal Laozi zanja la conversación afirmando:

«Aquel que se deleite con la matanza de hombres no cumplirá su voluntad en el mundo.»

Si escuchas bien, puedes invitar a tu casa a los faros de la razón del presente y del pasado para que, con su diálogo, te acerquen al significado de la paz, por ejemplo.

9.5.06

Ayer tuvimos ocasión de asistir a la presentación en la librería Deviaje de la calle Serrano del primer libro de una amiga de Eva, Carmen Rubio Díaz. El libro se titula Niños del mundo, y está compuesto de pequeños retazos de los viajes de la autora por el mundo. En el acto, Carmen, aventurera, bióloga y poeta, evocó la imagen de un niño haciendo volar una cometa y expresando su deseo de no hacerse mayor para no perder aquello que no ve en los adultos. Con el deseo de no perder nunca de vista al niño que hay dentro de nosotros, Eva y yo nos hicimos con un ejemplar para que la autora nos lo dedicara y salimos de la librería contagiados de la sonrisa franca de niña grande que Carmen repartió durante todo el acto. Así es como presenta el libro en la contracubierta:

No es sólo la tierra la que atrae al viajero, son la tierra misma y las gentes que lo pueblan, que la han moldeado, soportado, y a la que continúan amarrados aunque con el tiempo, desaparezcan. Son esas personas que nos miran y nos piden algo, o nos venden cualquier cosa que después nos llevaremos a casa y colocaremos con cariño en algún lugar curioso, para así, recordar un instante en el que de verdad fuimos felices. Esas gentes que rodean la Tierra, a pueblan e intentan arrancarle lo mejor y lo peor de ella, y a la que dan, toda su vida. Gentes, gentes, gentes…, que encontramos en los diferentes lugares que visitamos. Tan diferentes a nosotros y tan similares en el fondo. Es éste un libro de viajes en donde visitamos ciudades y pueblos, ascendemos a pequeñas y grandes montañas, y charlamos con las gentes que encontramos por los caminos, sobre todo con los niños, siempre sinceros e ingenuos, que se acercan a nosotros con su tímida sonrisa y su palabra, y su mundo… Es éste un sentido homenaje al candor y a la inocencia de la infancia, a sus sueños y a su vida, muchas veces más dura de lo que debiera ser.

Con este equipaje, Eva y yo nos dirigimos a Lavapiés para cenar con nuestros amigos Sara y Lawrence y con Rachel Manija Brown, que también acaba de publicar su primer libro, titulado All the Fishes Come Home to Roost. Rachel está de paso en Madrid y se dirige a Inglaterra para promocionar este libro, que son unas memorias de infancia en las que relata su estancia de cinco años en un ashram de la India fundado por un gurú que afirmaba ser Dios, donde por lo visto se aburría mortalmente hasta que su padre accedió a llevársela a Los Ángeles. Así describe el libro en su propia página web:

When I was seven years old, my post-hippie parents joined an ashram, or spiritual commune, in a cobra-ridden, drought-stricken, backwater town in India. The ashram was devoted to Meher Baba, best known for having been Pete Townshend's guru, for having kept a lifelong vow of silence, and for the slogan "Don't worry, be happy." I was the only foreign child within a hundred mile radius.

Ahora, Rachel es otra niña grande que escribe por los codos en tres blogs, varias revistas donde publica críticas de cine, cómics y libros e incluso ha sacado un manga que promete mucho. Se dice que cada persona es un mundo, pero tampoco sería desacertado afirmar que cada persona es un libro. Y cada libro es un niño.

4.5.06

Cosas que hacer este fin de semana en Madrid:
Acudir al estreno de la esperada ¿Y tú qué sabes? ya mismo por si acaso la retiran de la cartelera.
Sentarse en una terraza y dejar que te roben legalmente por unos chopitos y una caña con la excusa de las fiestas de San Isidro.
Bailar un chotis con la misma excusa.
Ir al paseo del Prado a averiguar si Tita y Esperanza cumplen o no su promesa de encadenarse a un árbol para protestar por las obras de Gallardón (y, de paso, a contar árboles y ver por qué unos dicen que se van a sacrificar 700 y otros 29).
Hacer como que vas a la feria del libro de Recoletos y pasarte disimuladamente por el paseo del Prado a ver si hay alguna señora encadenada a un tronco.
Y bailar un chotis.
Lo de ir al cine lo puedes hacer aunque no estés en Madrid, y bailar un chotis, también.

3.5.06

Extracto de An Encyclopedia of Pacifism, de Aldous Huxley

«El coste de la Gran Guerra se ha calculado en una cifra aproximada de cuatrocientos mil millones de dólares, u ochenta mil millones de libras. Según los datos citados por el doctor Nicholas Murray Butler en el informe que presentó en 1934 a la Fundación Carnegie, esta suma habría bastado para proporcionar, a cada familia de Estados Unidos, Canadá, Australia, Gran Bretaña e Irlanda, Francia, Bélgica, Alemania y Rusia, una vivienda por valor de quinientas libras, muebles por valor de doscientas libras y bienes raíces por valor de cien libras. A cada ciudad de veinte mil habitantes o más de los países mencionados se podía haber facilitado una biblioteca por valor de un millón de libras y una universidad por valor de dos millones. Y a continuación habría sido posible comprar la totalidad de Francia y Bélgica, es decir, la totalidad de las tierras, las viviendas, las fábricas, los ferrocarriles, las iglesias, las carreteras, los puertos, etc., de dichos países.»

Ni que decir tiene que la Segunda Guerra Mundial y las entre 30 y 40 guerras convencionales libradas simultáneamente en el mundo año tras año desde entonces han sido mucho mayores. Da que pensar.

1.5.06

Según Richard Dawkins, «una gallina es simplemente el método que usan los huevos para hacer más huevos». Ya me parecía a mí que el huevo siempre había sido antes que la gallina.
Mientras el currito de a pie disfrutaba de su merecido respiro primaveral, iba a las manifestaciones o cogía el coche para volver del puente pagado, Eva y yo hemos pasado el Primero de Mayo trabajando en casa, intentando paliar los destructivos efectos de los plazos de entrega. Qué incomprendida y solitaria es la vida del autónomo, como ilustra El Roto a la perfección en esta viñeta aparecida en El País de hoy, donde se lee: «trabajador autónomo celebrando el Primero de Mayo».