7.2.07

Iba a enseñar los libros en los que estoy trabajando ahora, pero igual dejaré pasar un tiempo aunque sea para mantener el suspense. Lo que sí voy a hacer es enseñar lo que he ido haciendo desde que llegamos a Granada y que todavía no está publicado. Así poco a poco voy completando mi colección de cubiertas en estas notas del traductor.

La primera cubierta es de una primera novela de un autor llamado Trenton Lee Steward. En inglés se tituló The Mysterious Benedict Society y aquí ya veremos. Los títulos los proponemos los modestos traductores pero no los decidimos. Va de una pandilla de cuatro chicos con habilidades extraordionarias (un niño prodigio, un memorión, una acróbata y una... digamos carta en la manga cuyo papel se revela al final) que deben desmontar los planes de conquista de un genio loco. Lo bueno del asunto es que el genio loco en cuestión pretende dominar al mundo mediante mensajes ocultos en las emisiones de la tele, la radio y los teléfonos. Así que mucho cuidado con lo que escuches por ahí. Puede que algún villano intente controlarte.

A continuación Eva y yo tradujimos los dos primeros libros de una serie llamada Abadazad. Una niña vivió en un mundo llamado Abadazad, tipo Oz o Narnia, y sus memorias inspiraron a principios de siglo una colección de novelas de fantasía. Esa niña sigue viva hoy en día, es una anciana y conoce a otra chica a la que enseñará la forma de llegar a ese mundo... y que descubrirá que la Abadazad real es algo distinta de la de los libros. Esta historia la empezaron a contar J. M. DeMatteis y Mike Plogg en una compañía de cómics que quebró y que Disney compró en bloque para su línea Hyperion sólo para poder publicar esta serie bajo un nuevo formato, que combina tres dimensiones textuales: páginas de los libros de Abadazad «antiguos», páginas del diario de la protagonista y páginas de cómic. Un formato muy innovador que lleva al lector a niveles de lectura inesperados.

La fantasía se mezcla con la realidad no sólo en esta obra sino en la vida real: el proyecto de DeMatteis, acariciado durante años, se hace realidad después de múltiples obstáculos. Él mismo nos dice en su blog que, cuando se dio finalmente luz verde a su proyecto, aprendió lo importante que es no dejar escapar tus sueños aunque todos se ponga en tu contra: «don’t just follow your bliss: hang on to it for dear life. And don’t let go.» Si sabes inglés, te recomiendo encarecidamente la lectura de esta recapitulación de DeMatteis sobre sus peripecias editoriales porque es verdaderamente inspiradora.

Un proyecto muy bonito y con el que también he disfrutado mucho es el diario de Nandita, una niña india tamil que enseña a los lectores la vida en la India a la vez que nos cuenta las peripecias que vive intentando resolver un conflicto familiar. Tampoco ella renuncia a sus ilusiones, pues, como ella misma dice, «¡en la India, todo es posible!».

Lo último en salir de nuestra fundición es este pequeño homenaje al Dracula de Bram Stoker. Es el diario del hermano de Van Helsing, que viaja a Transilvania con su ayudante para encontrar una cura para el vampirismo. Lo mejor es toda la documentación gráfica (mapas, grabados, billetes de tren, recortes de periódico) que recrea la atmósfera misteriosa de princios de siglo.
Y sí, por cada puerta que se cierra, se abren dos. En cuanto tomé la decisión de no traducir la novela histórica, han surgido nuevas oportunidades por todas partes: en una sola semana, tres ofertas de trabajo para libros ilustrados que además de bonitos están bien remunerados.
Por cierto que el editor que me propuso el trato, comprensivo, no se ha tomado nada mal mi negativa y para demostrarlo me ha ofrecido otro libro en condiciones similares... Buen rollo. Se mantiene el cánon del 5% y, en este caso, como la extensión del libro es la mitad, la diferencia entre el adelanto y lo que cobraría es menor y también el riesgo por mi parte. Tentador. ¡Espero no tener que coger otra gripe para tomar una decisión!

5.2.07

A veces, ante decisiones difíciles, pedimos consejo a los demás y también consultamos algún oráculo: sacar las runas, una carta o el I Ching. Pero a veces la forma en que tu cuerpo reacciona físicamente ante una disyuntiva es lo que más nos ayuda a decidirnos.
Hace cosa de una semana una editorial me propuso una nueva modalidad de pago. En lugar de cobrar una tarifa por página traducida, me llevaría un anticipo que equivaldría aproximadamente a la mitad de lo que recibiría por la traducción del libro. A cambio, se me ofrece un cánon de un 5% en concepto de derechos de autor en lugar del porcentaje usual que rondaría el 1%. Eso quiere decir que, una vez se llegase a una cifra de ventas de unos 2000 ejemplares, empezaría a cobrar 1,5 euros por ejemplar que se sumarían al anticipo recibido. Una posibilidad de mejorar la remuneración, sin duda, pero también un riesgo: la primera edición es de 3500 ejemplares, que en caso de venderse en su totalidad seguirían sin cubrir mi remuneración habitual. Por un lado, tengo la posibilidad de cobrar indefinidamente un cánon generoso a cambio de traducir la primera de una serie de seis novelas históricas apasionantes y bien escritas. Por el otro, asumo lel riesgo de cobrar la mitad después de meses de duro de trabajo que debería compaginar con mis encargos habituales.
En esta tesitura, mi cuerpo se dejó invadir por el virus de la gripe, que después de dos días de resistencia numantina, terminó mandándome a la cama sin posibilidad de trabajar nada en el estado mental que te provocan los 38 grados de fiebre. De este modo, tuve que aplazar todos los trabajos que tenía entre manos y posponer la decisión. Tal vez lo que ha ocurrido es que mi cuerpo se ha negado a afrontar la perspectiva de sudar la gota gorda hasta el verano llevando varios proyectos a la vez para que el más importante de ellos quede como quien dice sin remunerar.