10.5.06

¿Has notado alguna vez que los libros se hablan? Si los pones cerca, en el espacio o el tiempo, sean éstos reales o virtuales, los libros empiezan a conversar en tu mente. De este modo, oímos arrancar a Lou Marinoff acerca de la resistencia pacífica:

«La filosofía de Gandhi de resistencia pacífica se denomina satyagraha, u "observancia firme e inquebrantable de la verdad". ¿Qué verdad? Las personas que oprimen a otras se equivocan moralmente al hacerlo, pero deben aprender (o alquien debe enseñarles) que están equivocadas. la opresión es tanto una ofensa como un daño, ofende a la humanidad de uno y daña un buen número de intereses humanos. [...] Aceptando la ofensa y el daño sin contraataque u odio de hecho, incluso con amor, los oprimidos devolvían la imagen de la fechoría a los opresores, y acabaron enseñándoles a derse cuenta del error. [...] Pero pensemos qué habría ocurrido si hubiera surgido un Gandhi [...] en la Alemania de Hitler, en la Rusia de Stalin, en la Camboya de Pol Pot o en el Irak de Hussein. Sin duda, lo habrían detenido y ejecutado rápidamente.»

Al oírle, Kurt Vonnegut defiende que pasar Irak por las armas tampoco es la solución:

«Matar a cantidades industriales de familias humanas indefensas, sea con aparatos anticuados o con artilugios modernos salidos de las universidades, con la expectativa de obtener ventajas militares o diplomáticas, tal vez no sea una idea tan genial. ¿Funciona? Sus entusiastas, sus fans, si puedo llamarles así, parten del principio de que los dirigentes de las entidades políticas que nosotros consideramos poco convenientes o algo peor son capaces de sentir piedad por su pueblo. Si ven o al menos saben que se cuece en fricasé a mujeres y niños y ancianos que son y hablan como ellos, y que tal vez sean incluso parientes suyos, quedarán incapacitados por el llanto. Ésta es la teoría, o al menos así la entiendo. Quienes se crean eso, ya puestos, que conviertan a Papá Noel y el ratoncito Pérez en las mascotas de nuestra política exterior.»

Marinoff le da la razón:

«Diseminar el sufrimiento es, con diferencia, la peor forma de tratarlo. [...] Las personas que siguen este camino pernicioso fracasan y sus obras malvadas también. Independientemente de que actúen solas o se apropien de los recursos de naciones para su objetivo nocivo, [...] al final encuentran la condena que se han decretado para ellas mismas. [...] No pueden hacer sufrir al mundo entero ni obligar al mundo a tolerar su infierno.»

Y el inmortal Laozi zanja la conversación afirmando:

«Aquel que se deleite con la matanza de hombres no cumplirá su voluntad en el mundo.»

Si escuchas bien, puedes invitar a tu casa a los faros de la razón del presente y del pasado para que, con su diálogo, te acerquen al significado de la paz, por ejemplo.

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