En nuestro caso, los vientos de cambio nos llevan a Eva y a mí (y a Janfri) a Granada, tras tres años en Madrid que han vivido manifestaciones pacifistas de millones de personas, la masacre de civiles más traumática de su historia, un cambio de gobierno, una boda real, el nacimiento en la casa de los Borbón de la primera beneficiaria de un prometido cambio constitucional igualitario, el reconocimiento legal de los derechos civiles de gays y lesbianas, unas obras que han lenado la ciudad de trincheras, el fracaso de la candidatura olímpica que pudo ser y ahora la celebración de la copa del mundo de Baloncesto.
Qué estrés.
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