Qué bonito es eso de ver nevar desde la ventana. Eva ha echado unas fotos pero se ha resistido a salir a la calle. La verdad es que hace frío, pero seguramente no tanto como el que hace en los alrededores del monasterio de los cartujanos de la película
La cámara, discreta, espía en silencio, sin comentarios ni entrevistas, la vida cotidiana de los monjes mientras tu mente observa también y calla a su vez. Parece que el silencio exterior nos enfrenta a una soledad que no es tal y nos ayuda a crear el silencio interior, que es lo que se pretende. Tan impresionados nos hemos quedado Eva y yo que vamos a declarar un día de silencio al mes. A ver cómo resulta. Ya te contaré.

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