29.12.06

Hoy me he levantado con ganas de ayudar. Me he paseado por la página web de Amnistía Internacional para responder a algún llamamiento. Me he encontrado con una petición para firmar una carta a Bush que me ha parecido bastante borde, la verdad. El rollo sarcástico no les favorece.

Luego he visto que mandan postales a presos de conciencia de Cuba, Siria y Guinea Ecuatorial con el texto que tú quieras. Eso me ha parecido requetebién. Claclaclac-intro-clic.

El espíritu navideño me ha llevado luego a la página de Intermón Oxfam, y he firmado una carta que pedía a la farmacéutica Novartis que retire los recursos interpuestos para restringir el derecho de India de producir medicamentos genéricos. Claclaclac-intro-clic.
Ya que estaba, me he apuntado al Club del libro de Intermón. Yo es que soy muy de acumular libros. Claclaclac-intro-clic.
Me acerco al estudio de Eva y le cuento mi rollo, sintiéndome bastante satisfecho, y ella me dice que ha apadrinado a un niño con un claclaclac-intro-clic de nada.

21.12.06

Mañana, además de ser el solsticio de invierno, es el día en que los tres habitantes de la casa empezamos las vacaciones de Navidad, una vez cumplidas las últimas entregas del año (bueno, Janfri siempre está de vacaciones). Qué satisfacción da. Los autónomos no tenemos vacaciones pagadas ni pagas extras, pero al menos nos podemos coger las vacaciones dos días antes. Es que somos los nuevos bohemios, sólo que pagando cuotas a la Seguridad Social y declarando el IVA.
Si, como yo, estás preguntándote qué regalar por estas fechas, no te lo pienses más: un libro es el mejor regalo. Y aprovecho que han salido de golpe varios libros traducidos por mí para enseñarte las cubiertas de todos ellos. Si ves alguna de ellas en una librería, no lo dudes: ya tienes tu regalo ideal para cualquier edad.
Para que lo veas mejor, los he ordenado por edades. En primer lugar, Planeta Junior ha sacado Me gustaría ser faraón, uno de esos libros con hojas desplegables, pestañas y sorpresas y que en este caso cuenta la vida cuotidiana de un príncipe en el Antiguo Egipto. Algo así como un Terenci Moix para niños.
Luego tenemos mogollón de productos derivados de la película Cars: Pintamanía, Divermanía, Pasatiempos, etc., que hemos adaptado Eva y yo para Planeta Junior. De todos ellos destaco el Libro de la película, entre otras cosas porque es de los pocos de este grupo donde figura nuestro nombre.
A continuación te enseño las cubiertas de los dos últimos libros publicados por Planeta Junior de la serie «Academia de ángeles»: Misterio en Londres y Una chica guerrera, de Annie Dalton.
Aclaro que no hay que leerse los libros anteriores porque en las primeras páginas te ponen en situación y que no sólo es una lectura recomendada para chicas de 10 a 13 años sino para ángeles de todas las edades, con y sin sexo y sobre todo con un espíritu abierto y luminoso.
Para chavales de entre 10 y 14 años está El medallón del Arconte, de Anne-Laure Bondoux, que ha publicado Destino, otro satélite de Planeta. Este libro evoca los clásicos de aventuras marítimas y a la vez tiene un toque fantástico lleno de introspección, donde cada personaje acaba absorbido por su destino. O no.
Este libro al que Ediciones del Bronce (otro satélite más de Planeta) ha puesto una cubierta tan horrenda es Un hombre sin Patria, de Kurt Vonnegut, un libro cortito, ilustrado y muy apañado que es algo así como un compendio de perlas de sabiduría o, dicho en plan tremendista, que vende más, el testamento literario y espiritual de uno de los grandes de las letras estadounidenses.

Calentito, acabado de salir del horno de Ediciones B tenemos El ABC de la felicidad, de Lou Marinoff (autor de Más Platón y menos Prozac), traducido a cuatro manos (las dos de Rosa Pérez y las dos mías). Un repaso a las enseñanzas de Aristóteles, Buda y Confucio (de ahí lo de ABC) adaptadas a la actualidad, no sólo filosófica y espiritual sino también social y política. El conejito de la cubierta no sé a qué obedece; al diseñador le habrá dado por ahí. No es ni Aristóteles ni Buda ni Confucio ni Marinoff. Tampoco soy yo.
Finalmente, y para criaturas, razas y droides de todas las edades y todos los sectores de la galaxia, dos libros más publicados por Ediciones B, en este caso traducidos por Carlos Mayor y revisados por mí (o algo así): Star Wars: Guía visual de planetas y escenarios y Star Wars: La guía definitiva.
Pues nada, que la fuerza te acompañe y, por si ya si no nos vemos, como se dice, que inaugures con mucha ilusión el invierno, que pases unas fiestas muy alegres, que empieces el año con buen pie y que el genio de la Navidad y los reyes te traigan todo lo bueno que pidas.

20.12.06

Para demostrar que todo llega, hoy nos ha llegado el adesele. En teoría nos activaban ayer el servicio, pero las instrucciones que nos dieron con el rúter no bastaban para acceder a internet. Esta mañana he llamado a Jazztel y he dado con una técnica muy paciente que se llamaba Isabel y que no me ha tratado de extraterrestre por utilizar un Mac. La búsqueda del fallo nos ha tenido ocupados a los dos durante más de tres horas, y al final nos han configurado ellos mismos el rúter a distancia. Lo importante es que ya volvemos a sentirnos ciudadanos del mundo después de pasar meses aislados. Los veinte megas resultan ser cuatro y medio, pero qué más da. Después de pasar semanas pendiente del errático güifi del benefactor desconocido (y suerte de él, si no habríamos estado obligados a cerrar la fábrica de traducir desde octubre), esto es la gloria.
Celebro esta fecha tan señalada con un paseo guiado por varias páginas web que me han ido recomendando estas últimas semanas.
En primer lugar, una fabulosa iniciativa que consiste en ofrecer abrazos a la gente por la cara. Vean, vean. Otra campaña muy interesante es la que propone encauzar la energía sexual el 22 de diciembre en pro de la paz mundial. Me parece ideal. Muy a cuento viene este extracto de una emisión de «Cifras y letras». Hay otras formas más inocentes de celebrar la llegada del invierno, y es saltando de copo en copo de nieve. Aprovechando el buen rollo, una bonita coreografía de Chunari chunari, una canción que se convirtió en clásico instantáneo gracias a la más que recomendable, imprescindible película La boda del monzón. Y, para acabar, y aprovechando que hoy hay ganas de derrochar banda ancha, nada mejor que escuchar música en Pandora, la radio a la carta.

19.12.06

Cuelgo un par de fotillos para mostrar los pomos, que el otro día me preguntaron qué tal quedaron. Aquí están:
Las he hecho con la cámara que pillamos el otro día en el Carrefour. Y es que algo bueno tiene que tener la proliferación de centros comerciales. Sin cámara, habría tenido que echar mano del lápiz y del escáner. Qué pereza. Siguiendo con el tema de los CC, cuando nos fuimos de Madrid Eva me confesó que le daba penita despedirse para siempre del Eroski de Palomeras. Al contrario que yo. Quiero decir que yo no lo confesé. Pero creo que aquí hemos ganado en ese sentido. Nada más llegar, el Alcampo nos ha surtido con una cama hinchable para invitados y, lo mejor de todo, con la trilogía del Señor de los Anillos en deuvedé, que hemos estado disfrutando por partes en las últimas semanas.
Para mí que la experiencia definitiva de visionado de la trilogía no es el maratón sino el serial. No hay necesidad ninguna de aguantar una sesión de doce horas cuando una horita al día es una cosa la mar de agradable que se saborea mejor. Y que ayuda a apreciar mejor la luz que tiene esta película, casi incluso más que la novela. Y es que en la pantalla quedan más explícitas la tenacidad de Frodo que supera cualquier clase de sufrimiento, la lealtad de Sam que sostiene a los demás cuando desfallecen, la integridad de Gandalf que le hace renacer con más fuerza, la valentía de Aragorn con la que se enfrenta a los demonios de su propia herencia, la camaradería de Legolas y Gimli sin la cual ningún rey alcanza su destino, la sencillez de Merry y Pippin que inspira a los más grandes, la fortaleza de Eowyn que le permite hazañas imposibles para cualquier hombre, y la fidelidad de Arwen que le hace renunciar a una vida eterna a cambio de un amor eterno. Y fíjate que todos los personajes comparten todas estas virtudes en mayor o menor medida.

Y oye, hasta Gollum es inspirador. Todos somos un poco Gollum, apunta Eva con gran perspicacia, refiriéndose a los debates internos del desdichado. Yo siempre he sentido debilidad por Merry, el primo serio que tan pronto se sienta a loar las virtudes de un tabaco de pipa como provoca la caída de un mago corrupto o derriba al nazgul más cachas, pero es verdad que Sméagol es el más humano de todos los personajes y, a fin de cuentas, es él quien salva la Tierra Media, no los elfos ni los machotes (ni siquiera los hobbits). Y este hecho es el que pone de relevancia algunos de los temas principales de la obra: que no nos corresponde decidir sobre la vida y la muerte de los demás, pues todos los destinos están entrelazados hasta puntos insospechados... y, por supuesto, que los grandes cambios los producen (los producimos) las almas pequeñas.
Ayer cumplimos con nuestro deber de inmigrantes en tierras andaluzas y nos hemos empadronado en el ayuntamiento. Ahora ya somos oficialmente hueteños, podremos votar en las municipales para echar al actual alcalde y nos meteremos con los madrileños. Cuando era madrileño me metía con los catalanes y cuando era catalán me metía con los andaluces. Con un poco de suerte, me habré empadronado en todas las comunidades autónomas antes de llegar a viejo y así no me quedará nada de qué renegar.
Otro deber que se impuso Eva nada más llegar fue hacer la revisión ortográfica y de estilo de la entrada de la Wikipedia dedicada a Huétor-Vega, que era un poco patatera. Y ya que en ella se afirma que «entre sus productos gastronómicos más codiciados destacan el famoso vino de Huétor, las habas verdes con jamón y la morcilla», el deber que me he impuesto yo es el de comprobar la calidad de estos productos gastronómicos tan codiciados. Nada tengo que reprochar a las habas, el jamón ni la morcilla, pero el vino no es para tirar cohetes que digamos. Resulta que don José, el señor que vende el clarete en cuestión, tiene la bodega en nuestra calle, además del huerto (¿huétor?), las gallinas y una familia de gatos cuya población se regula de forma espontánea («tenía más gatos, pero los atropellaron los coches»). Tiene dos tipos de vino: uno seco y otro más dulce. Le compré un litro de cada que me vendió a tres euros, el tío (a estas alturas del año, decía, ya tenía las barricas casi vacías; también me mencionó como de pasada que este vino había ganado varios premios en la zona). Pues bien, el seco es malo y el más dulce es más malo (el mismo pero con la misma proporción de azúcar que la que le echan a la mermelada, por lo menos). Uno se ve tentado de modificar la referencia de la Wikipedia al «famoso vino de Huétor» pero, imponiéndome otro deber de hueteño de nuevo cuño, casi prefiero preservar intacta la reputación del vino local e invitar a una copilla de famoso azúcar de Huétor a todo el que venga a visitarnos.

15.12.06

Muchas cajas están por deshacer, unas bien guardaditas en el trastero, otras recorriendo varios rincones de la casa siempre en busca del lugar donde más entorpezcan el paso. Las cajas son así. No permiten que les hagas el vacío. Libros, sábanas, cacharros de cocina esperan turno para salir de su embalaje, pero no los deuvedés. Esos son artículos de primera necesidad.

El otro día decidimos ver, o mejor dicho refrescar, El sexto sentido. A pesar de los cerca de diez años que lleva estrenada, esta película tiene un extraño aire de clásico que no se suele encontrar en largometrajes tan modernos. Pero este clásico se ha transformado con los años. Después de Los Otros, «Médium», «Entre fantasmas», «Muerto como yo», etc., ahora no compartiríamos como entonces la sorpresa que se llevó el bueno de Bruce. Pero El sexto sentido no es sólo la primera película moderna en la que se nos presenta el tema del fantasma engañándose a sí mismo. Porque nos da mucho más: un guión fabuloso, un uso muy apañado del suspense, el mejor trabajo de Willis (pero no el mejor de Toni Collette; ella siempre está bien) y una de las mejores actuaciones de un niño en el cine. Se nota que es un trabajo hecho con el corazón. No es una película de terror como pudo haber parecido en su estreno, y a cambio brilla con más fuerza el contenido humano de esta historia llena de ternura sobre la necesidad de aceptar el papel que le toca a uno en la vida (y en la muerte).

14.12.06

Dentro del alargado proceso de estreno de nuestro nuevo piso, estos últimos días Eva y yo nos hemos adentrado en el mundo del bricolaje. A ella le van más los temas de electricidad; yo de momento toco más el tema decorativo. Este último fin de semana, por ejemplo, me he dedicado a poner pomos en las puertas. A ella se le han fundido tres bombillas y yo me he dado tres cortes con el destornillador... en el mismo punto del dedo. Duele, pero más duele el orgullo, como dicen. Pasado el mal trago, las regletas se encienden y los pomos cierran como deben. Comprendo que, hasta que se popularice lo de hacer las tareas domésticas con varita mágica, à la Poppins, habrá que resignarse al duityoself, pero hay una cosa que me intriga del asunto... y es cómo puede ser que haya gente que disfrute con taladros, destornilladores y demás, clavándose astillas y exponiéndose a calambres. Es como si la gente fuera por ahí diciendo: mi jobi es limpiar los cristales de las ventanas, me relaja muchísimo, o: a mí es que me pirra llamar a telefónica para reclamar, o: lo mío es fregar el baño, los platos, el suelo, todo lo que pillo; no me pierdo ni un programa del friegamanía.

13.12.06

Tras semanas (¡meses!) de silencio, me asomo de nuevo por aquí para dejar constancia de que sigo vivo y conectado. Lo de conectado es un decir. El día después de mudarnos a Huétor-Vega pedimos el traslado de línea telefónica... que no se registró. Resultado: más de dos semanas sin línea. Con el adesele, más de lo mismo, pero peor. Hastiados de Jazztel, probamos con Telefónica pero ¡caramba!, tampoco registraron la solicitud. Hala, vuelta a empezar y dénse prisa por favor, que el tiempo pasa y la oferta del Dúo es sólo hasta diciembre. Total, al cabo de dos semanas más llaman y dicen que hasta mediados de enero no podrán darnos de alta por problemas técnicos. Venga, hombre, venga. Tras un periodo de reflexión y respiración, de comparar tarifas y condiciones con otras compañías, descartamos Yacom porque no hay cableado en Huétor y optamos por Jazztel, que tan amargos momentos nos ha dado en otras ocasiones, como cuando solicitamos ampliación de banda y nos dejaron dos meses sin conexión. Y pagando, encima. Y cobrándote un router nuevo que ni has pedido ni has recibido. Luego te devuelven el dinero si protestas, pero ya les vale. La moraleja es que, si algo te funciona, no lo cambies. Y que siempre se da peor servicio al cliente antiguo que al recién captado. Al menos, piensas, al haberte dado de baja antes de mudarte, te van a tratar mejor cuando solicites el adesele. Pues no. Resulta que en Jazztel conservaban todos mis datos a pesar de la baja, o sea que no he conseguido el estatus de recién captado al que aspiraba. A fecha de hoy, y desde finales de noviembre, seguimos esperando que nos den de alta...
Pero no quiero acabar esta entrada sin loar las maravillas de tener wifi en el ordenador, pues de otro modo no estaría escribiendo esto. Qué gran invento el wifi, que te permite conectarte sin cables, sin configurar nada y, lo mejor de todo, sin depender de las compañías de teléfonos para seguir trabajando. Y gracias, vecino desconocido con conexión inalámbrica, por velar sin saberlo por nuestra economía y salud mental.