11.6.08

Está muy alborotado el gallinero. Llevo una semana de un humor fluctuante, y no soy el único: la gente se alarma con las huelgas, los transportistas se acaloran, las tiendas de alimentos se abarrotan, los hinchas parece que no se alegran con las victorias de la selección española en la Eurocopa, los parientes te llaman más a casa y en general el estado de ánimo del personal es de incertidumbre y abatimiento. ¡Hasta los concursantes de Operación Triunfo lloran más que nunca! Como he oído decir hoy en la frutería: no está la cosa pa ná (o no está el bollo pa eso, como también oí en su día).
Tú dirás lo que quieras, pero que esté todo el mundo tan alterado no es casualidad. Estamos todos conectados, y el ánimo de los centenares de miles afectados por las últimas catástrofes en Asia nos está afectando en todo el planeta. Así, pues, cuando te veas de bajón y no sepas por qué, acuérdate de tus hermanos asiáticos y dales consuelo interiormente. Puede que de ahí surja un cambio.

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